EL FINAL DE MARTIN FIERRO
hechos que muchos callaron,
De la gesta que aquí evoco
ni siquiera quedan tumbas;
las páginas de la historia.
gestas de la patria madre,
aquellas que a la memoria
en esta edad; y al cuidado
del don que nació con élla
y me dará en la envestida
ésto que guardan los tiempos
Un viento de belfos blancos
hace alardes de guitarras;
de piedras, huesos y abrojos
que son mojones de búhos.
Voces que quieren ser polen
germinan donde las noches
que la cosa es para rato.
Que hable la madre tierra;
de los senderos esquivos,
palabras, sueños, lamentos
a lo largo de la Historia
el dolor no tiene lengua:
Que cosa cuando el silencio
lleva viento por cordaje;
Por soñar soñé algún modo
Se olvida que siglo y medio
cubrió las tumbas con bostas.
Gauchos, indios y mulatos
del cielo bajo la tierra.
Susurros de viento amargo
traen recuerdos esquivos,
secretos que nadie ignora
cuatrivia donde una estaca
es la cruz de viejos sueños.
Despertaré al mal dormido
y al que se esconde en sus sueños;
lo que se sigue callando.
La redención de la lengua
es el principio del habla.
recaudos de antigua data;
hable aquel que tiene sombra
que nadie quizo escuchar.
Nada me ampara en lo dicho,
nadie borrará mis huellas;
que sean las del infierno.
abre las puertas del polvo
despues de la noche infame
que se nos dio por bandera.
y los cielos se cerraron.
Ríos de sangre y de tinta
Los crímenes mal callados
a las tranqueras del polvo.
es la voz de mis hermanos.
lo que aquí deja su marca
No invoco cielos cursivos
ni me enriedo en la celada;
al que le roban la patria
la razón de su existencia.
de los tiempos venideros.
Gestas que de boca en boca
fue pan de la saga grande,
y mal juzgada por otros..
según reglas de la usura.
Soplan vientos mercenarios,
la Historia estará de duelo.(144)
Taba que no atrasa el viento
y en ésta juego una buena
de mi experiencia este día.
A quién le cuadre mi canto
venga a cantar a mi lado.
esconden de quienes quieren
Ésta, por ser la tercera,
hablé de notas del viento,
del silencio del desierto,
del dolor de mis hermanos,
de horfandades e injusticias,
aflicciones y pendencias,
del dolo de quienes dicen
No canta bien quién oculta
las desdichas de su gente.
El hombre sabe por hombre
que en la desgracia se agranda
hace luz de su ignorancia.
Apuesten a que lo que digo
hasta el ave más chiquita
tiene memoria en sus alas
y en la memoria del paria
hay poco de que jactarse.
El silencio de los pobres
es el que gritan los muertos.
es resistir la emboscada;
pero cantar las desgracias
es desmentir las argucias
de quién hace la emboscada.
en medio de la horfandad,
Unos sabrán de su ciencia
con lo poco ya me alumbro
si la noche es más oscura;
para alumbrar el desierto.
yo aprendí de mis dolores
que hay escuelas para todos,
para el sonso y el prudente;
si hasta el arado es escuela
se cuida de formar su nido
No es prudencia equivocada
repechar la incertidumbre.
Pongo un pan en esta historia
y que lo coma quién quiera.
no debe ser por desquicio
de un afán extraordinario,
Recuerden que ya les dije
que no soy cantor letrado.
que no conversó con Dios;
cuando hablo de mi pueblo,
cuando decanto el orgullo
de ser yuyo de este suelo.
Anda un sueño dando vueltas
al manso como al sapiente.
Ellos saben de ese sueño;
del cielo en el cementerio.(280)
y nos llama con sus lenguas,
No hay luz, por mala que sea,
las cuerdas de una vigueela.
Mientras decía sus coplas
escarbando en su memoria,
"Falta uno para el truco",
dijo el viejo al saludar.
sino dos los que llegaban,
" Dije uno, pero en yunta
tengan por bién un buén trago
y que su bendición nos guarde."
aquí hay lugar para todos;
lo que falta o lo que sobra
no ha de quitarnos las ganas
El costillar ya está a punto
y el cimarrón no le mengua."
dio gracias por el convite.
y brindó por los presentes
El anfitrión, por experiencia
como quién oye a su padre
el fuego que los cuidaba.(336)
aunque malicio que muchos
que tarda en cumplir la cita.
Esa es mi santo y mi seña,
y también es mi desgracia.
lo que pidan las esstrellas,
que las del payador antiguo;
para ver lo que éllos vieron.
Si alguna vez fuí florido
fue por amor, no por chusco.
Hasta el ave cuando canta
lo hace según sus plumas.
de la soledad del hombre.
Mientras mudamos de penas
puedo rumiar mis desvelos
la claridad que con éllos,
por tanto gemir su ausencia,
y menos cuando a la noche
que mis mayores me dieron
más que palabras, dos manos.
la explicación necesaria,
Las palabras que desandan
que dispersarán los vientos.
Pero si el viento desteje
las mortajas del silencio
mitos de pueblos quebrados,
con sueños que siguen vivos.
en la horfandad del desierto.
En esa horfandad resisten
galas que pocos recuerdan.
razones que van creciendo
sin edad, pero sin prisa.
sin dar cuentas de su cuero
su fin, pero de rodillas.
cultos señores que agitan
Castigan al que se apresta
sin pactos ni juramentos.
sin los mendrugos del fasto.
Es su conciencia su espada
según el don que le asista.
Esta es la ley que le cuadra
Ladran vientos mercenarios
en los silencios del habla;
donde juego las lloronas.
y a cada parto su esparto.
sin ser la del camposanto.
pero el que juega sin ley
El que aprendió a masticar
Pero el glotón, traga y traga,
según su credo y su ciencia,
se me dictó desde el polvo
cuando los vientos quisieron
y ya que me dieron tiento
para soltar mis cantares,
y otros jueguen sus tantos.
el chifle que me acompaña
quiero que paren la oreja.
entugui de los ranqueles,
cantor de la Pampa grande.(496)
yo, Nahuén, ranquel sin patria,
les quiero contar las penas
de mi nación. Pido un poco
para mis muertos que andan
sin un lancero a mi lado,
buscando a ciegas una hija
( Fierro se sumó al silencio
como comensal de un sueño.
Dos gauchos se persignaron
que hasta el fogón se acercó.
Era una muchacha aindiada
sin despreciar el pichel.)
se acuesta en el espinero,
Hasta el hombre perseguido
por su condición de gaucho
pero hasta en su sombra ve
la rebelión de su hermano.
Desspués vendrán los que hacen
que haber nacido entre pobres.
anda entre pobres y ricos.
juega con cartas marcadas,
para el debil, maldición.
te recibe en cada pueblo.
poniendo el pecho a lo buey
Otros, por interrumpidos,
los crucifica en sus hijos,
y cuando se van sus hijos
Hay hombres que a muchos libros
Toda la ciencia del hombre
de lo que al nacer se adquiere,
aunque la soberbia humana
La ignorancia no es un don;
y no ver en la experiencia
lo que otros, con cuidado,
espían hasta en los sueños.
sus dudas a lo más lejos.
aunque duerman en el polvo.
Perdonen si a la ignominia
que nació de las semillas
Hay una ley que me advierte
pero a la ley del desierto
El que cae en la emboscada
y es fantasma de sí mismo.
serán pasto de la ofensa.
sin presumir de letrados.
sin olvidar al que sufre,
llora o canta sin consuelo.
En este andar sin destino
fueron muertos sin piedad.
y vendidos en las plazas.
por muy heridos, por pestes,
el deguello es el destino
y su sepulcro, caranchos.
Patricios y damas rancias,
de sibaritas de alcurnia.
Llaman prohombre al ladrón,
y el que deguella inocentes
El ranquel ya fue diezmado
y los que viven cautivos,
cuando vomitan las tripas
Aquellos que consiguieron
lejos de la madre patria.
sus muertos como trofeos.
En el nombre de la Patria,
de Dios, del Bien, del Progreso,
el indio es infiel y bruto;
el gaucho, sucio, aragán,
borracho y de mala tripa.
Llaman desierto a la Pampa
después de quemar cien pueblos.(682)
(Mientras Nahuén promediaba
otros gauchos se acercaron
descendiendo de la noche.
es cosa que a nadie intriga.
que saben dónde llegaron.
empuñadura de plata.) 706
no por orgullo o bien pago,
cuando los cielos se alejan;
ésto de hacer con las manos
en una de sables y lanzas,
cuando el ranquel aún era
en un desierto que hervía
Fierro que andaba cansado
un malón, frontera adentro.
centinela de una estancia,
hembras y niños cautivos.
la hora de de los ranqueles.
de lo que mentan los libros,
los que sellaron la Pampa
como centro del infierno.
a los poblados del huinca.
Que sus años en los toldos
como a Cruz y a la cristiana
pero que de los cristianos
guardaba peores desdichas
ya que las tierras del indio
como reliquia en sus labios
sólo el nombre de sus hijos
la intención de mis respuestas.
que los tuve con mis tropas.
Que como otros desertores
de las levas del gobierno
con las tribus asediadas.
después de una gran batalla
a sus hijos y a mi hija...
sino un trago, y luego cuento
lo que sucedió en la búsqueda
escudo a quiénes llegaban.
Al gritarles quién yo era
sus lanzas. Las boleadoras
de lanceros que sangraban.
nos dieron varios novillos,
y advertencias de caminos.
heridas en todo el cuerpo,
lo que duró su aflicción,
lo mismo que tres de sus hijas
al saber que algunos indios
seguras de que los indios
Si se apiadó de aquel rancho
como si al final del cuento
Nahuén que calló un momento
Huepil, junto a Martín Fierro
de aquel que le dio la vida,)
con las certezas de Fierro.
Se me dirá que a lo indio
mezquino el cuerpo y me impongo
y sí con las de mi pueblo.
Soy el el ranquel montaraz
que no desdijo su historia
Otros maldiguen y lloren;
yo no lloro ni me inclino
no escarba bajo su sombra.
que me alzara en un malón.
por defender a su hombre,
bravo cristiano que abatió
antes de caer dos guerreros,
o maldición de Guecubi,(890)
después de llorar su hombre
Supo enseñarme una lengua
que no era la del huinca,
pero también del cristiano
me dió su lengua y doctrinas.
que habla todas las lenguas
estudiar a los ranqueles.
pero al escuchar sus dichos
a escribir, a ver lo lejos,
Me contó la historia oculta
de las naciones perdidas,
Hablaba del griego, del icso,
del hitita, de Plafagonia,
en desgracia por soberbia,
de la cruz donde colgaron
de las luchas libertarias
En esas noches de lluvias
que cautivaron sus sueños.
El más bravo de mi tribu,
de los caciques antiguos,
de sus luchas con el godo,
dónde hacer una emboscada
o dónde esconder el cuero.
a sus guerreros que a veces
la ciencia de los antiguos,
sus creencias y costumbres,
el trato con otros pueblos,
de que estaba amansándola
como se amansa un caballo;
Cuando nació nuestra niña
quiso que su nombre fuera
era ese nombre en mi lengua.
serás la luz de tu pueblo."
fue diezmando nuestras fuerzas.
en pos de las cordilleras.
era sellar nuestra suerte.
de las tierras del ranquel.
Mataron nuestros guerreros
Niños, mujeres y ancianos
fueron muertos o cautivos;
Nuestras armas eran bolas,
y el serenero en la mano,
que la bendición del cielo
le di la señal de alerta.
por más que se hiciera un pacto
Ella cargó a sus espaldas
pero dispuesta al combate.
Se acantonó con su poncho
que los pampas conocemos.
Mentó su poncho a lo zurdo
queriendo que me le fuera
Se avalanzó dando un grito
y se enredó con mi poncho
que le sirvió de mortaja.
al verlo morder el polvo,
se lanzaron sobre mí.(1.082)
se hace escudo del infortunio.
sin balas y con dos hombres
con lanzasos en el cuerpo.
Después de días volvieron
más feroz que yo haya visto.
mi mujer por no rendirse.
que se alzaron nuestra niña.
por su estirpe y por mis padres
buscándola en el desierto.
en cualquier lugar que fuera.
No hubo lugar que en mi empeño
con notas desconcertadas.
sin que nadie me ayudara.
Por las señas que yo daba
Dijo que la había comprado
de Potosí a Buenos Aires;
fue asaltada y nunca pudo
que no salió de la pampa.
sin dar y sin darme tregua.
con Fierro como quien anda
preguntando por sus hijos;
Fierro, como quien desciende
sin guardar su identidad,
pero dando aquellos nombres
con cojinillos y liebres.
con un gesto de silencio.
y al descender de su monta
La noche crujió en el hilo
que divide la distancia..
despidieron las estrellas
se apalabró en lo que cuento.
al suelo, siempre callado.
dice al que sabe escuchar.
Despues de algunos minutos
lo peor de aquellos días.
Pedí a Fierro que cuidara
con tientos a dos estacas.
La llevé en brazos. Lloraba
porque ésto era una trampa.
Después contó que los hombres
Fierro escuchó sus palabras
mientras curaba sus llagas,
luego de envolverla en su poncho
la escondió en un pajonal,
me dijo: "Nahuén, hermano,
Despues formamos con paja
cuerpos de dos gauchos puestos
le dieron más de la cuenta.
Un fueguito de por medio,
y por si acaso al costado
envuelta con dos hilachas.
quién sabe de qué agujero.
los que querían cazarnos,
Con sables y con machetes
Con mi lanza hice aquello
que cuando el ranquel pelea
hace, sin dar tregua a nadie,
Los demás, por la sorpresa,
en el nombre de aquella niña
a quién tanto daño hicieron.
llenos de llagas los cuerpos,
por sacarlos del infierno.
mustia, tan desconsolada,
entre muertos y dos hombres
sucios de barro y de sangre;
que la educó a su manera,
leer y hacer unas cuentas.
Cuando comprendió que Fierro
y como, muertos sus padres.
Entre los brazos de Fierro
del ranquel que la nombraba.
con un nudo en la garganta
que aquella niña nombrada
era la que junto a Fierro
se alumbró con un relámpago.
del pichel que compartían.
otra tropilla de truenos.
el rostro de aquella niña;
del fogón que nos cuidaba
y hasta sin saber por qué
entonces el gaucho aciago,
se pronunció como quién habla
sin ofender a ninguno:)1330)
en la que cave el delirio,
ni abolengo que le asista.
ni ley que quite derechos:
o el de callar cuando ese
Yo no soy mejor que nadie
Se me invocó muchas veces
antes de hacerme presente.
de olvidar lo mal callado
Que aquí cantará hasta aquel
que se levantó del polvo.
entre gauchos silenciosos
" Guecubi", dijo una india
y se refugió en su poncho.
del fogón que los juntaba.
se arrodilló ante las llamas,
besó el suelo y nos bendijo.
En honor del padre fuego,
y la tierra, madre eterna,
Como aquel que poco sabe,
cuando el que habla es igual
en humildad al que escucha.
y como Nahuén, mi hermano,
soy decidor de la historia
que mi pueblo aún padece.
las cosas que a veces digo,
cuando el mate, la guitarra
y algún trago se comparte;
pero en esta noche quiero
y no me achiquen el ruedo;
juegue quién quiera jugar
la mejor carta que tenga.
No soy el que grita ¡ Quiero !
como al escuchar me obligo
a quién puede ser más libre
o quién por cerrar la boca
Dejen pastar sus caballos,
pero también todo aquello
que hasta en los sueños se teje.
cuando la intención se presta,
cuando en el andar dejamos
lo mejor de la experiencia,
Hay yerros que algunas veces
para ver lo que conviene,
Que pagué las consecuencias
Es una triste experiencia
aprender del sufrimiento.
Mientras voy templando el aire,
las cuerdas y la garganta
ya despunté pétalos blancos
de quién defiende ese don.
de su madre extraordinaria,
de su padre que ha callado
lo que yo se de su arrojo.
de los pueblos oprimidos,
del gaucho y de los morenos
Mientras los cielos tejían
del brazo de Martín Fierro.
que conversaron con élla.
De noche son alas blancas
con el pujar de los astros;